24 julio 2007

Samid: el Rey del Oeste

José Alberto Samid vive desde hace 55 años en el mismo domicilio de Avenida de Mayo 1095, una hermosa esquina de Ramos Mejía. Desde allí hace los preparativos para su candidatura aTarjeta de Alberto Samid frente intendente de La Matanza, el partido más grande del país. La cita era para un neblinoso lunes a las 9:30 de la mañana. Al tocar timbre en la puerta lateral, por donde atiende a la prensa y a compañeros de campaña, me abrió Norte, su secretario personal.

Alberto no estaba. Había salido a caminar por prescripción médica y para hablar con los vecinos, y todavía no había vuelto. Habría que esperar algunos minutos para ver su rechoncha figura.

En la casa, lo primero que me llamó la atención fue una vaca de yeso, de nombre Aurora, plantada en medio del jardín. Lo segundo, su hermoso Mercedes Benz. Sin embargo, lo más sorprendente fue el nimio patito amarillo de goma que flotaba en el centro de su impecable pileta. El gato siamés hacía sonar el cascabel en su cuello y me miraba fijamente como preguntando qué buscaba, aunque con seguridad ha visto entrar más gente a la casa que un granadero.

Norte me condujo al quincho vidriado de Samid, lugar donde alguna vez habían estado Ítalo Argentino Luder, Deolindo Felipe Bittel, Herminio Iglesias, Eduardo Duhalde y el mismísimo Carlos Menem. El frío obligaba a acurrucarse en la silla de plástico, mientras se escuchaba de fondo una radio local a la que Norte estaba controlando, porque allí había una pauta publicitaria en la que el candidato habla a la población, y que tiene a forma de cortina una música de Palito Ortega. Yo Tengo Fe, con las líricas modificadas.

Una de las paredes del quincho estaba repleta de cosas: una foto con Menem y Duhalde, banderines de Laferrere, Almirante Brown y del Club deportivo Morón (del que Samid fue presidente), un póster enorme de Pocho la Pantera autografiado (“para el Rey de la Carne, el Turco Samid, del Rey de la Cumbia, compañero Pocho la Pantera”), otro de la tigresa Acuña, un dibujo del caudillo Juan Manuel de Rosas y por supuesto, las infaltables fotos de Evita y Perón.

También había dos mapas de La Matanza repletos de tachuelas. Uno indicaba las escuelas que había visitado. El otro señalaba los asados y busecas que llevaba hechos a lo largo y ancho del partido, en la campaña que comenzó dos años atrás: 334 comidas y contando, ya que suma 4 por semana.

A la espera
En un principio éramos tre
s, pero a medida que pasaban los minutos el timbre sonaba y sonaba hasta que llegamos a sumar 15 personas en el mismo lugar. Expectantes, aguardando por el líder. Había compañeros peronistas de San Justo, de Ramos Mejía, asesores, asistentes y un par de tipos trajeados que no me atreví a preguntar qué hacían allí.

El traidor  Menem es un traidor dice samid. A las 10 se abre la puerta lateral, la misma por donde yo había entrado, y aparece él, junto a su mujer Marisa y tres de sus adláteres. Alberto se acercó con su equipo de jogging, una toalla en el cuello para absorber la transpiración y su voz que lejos de ser cálida, supera las capacidades auditivas. Un beso en la mejilla y un “cómo te va” sentó el primer acercamiento. Por más que el sudor corriera por el cachete del jifero no había forma de negarse al saludo.

Sin embargo, hubo que esperar un poco más. La empleada doméstica trajo café para todos mientras Samid atendía a los hombres de traje. Todos esperaban
impacientes por charlar con el candidato cuando el timbre sonó nuevamente y los dos pastores alemanes de la casa comenzaron a ladrar desesperados. Era el paseador, que se los llevaba a dar una vuelta. Así, la caniche toy tenía por un par de horas la casa en su poder.

El encuentro
Finalmente, tras esperar una hora más, Samid se asomó al patio vistiendo una chomba de mangas cortas… ¡con 7 grados de temperatura!

Una vez en el comedor, me pidió que me sentara a la cabecera de su mesa de vidrio, aunque sus pedidos suenan como órdenes. Mientras tanto, Marisa nos cebaba unos dulces. “Yo me presento muy claramente: soy matancero peronista, hincha de Gardel, hincha de Boca, hincha de Ford y le tengo bronca a Mauro Viale”, aseveró mientras sacudía frente a mi cara su tarjeta personal que decía eso mismo.

El mote de Rey de la Carne no le molesta. Dice que se lo inventaron y que no le ofende, pero que de ninguna manera se siente rey de nada, aunque se desparrama en su silla como la gran majestad de la casa. El decisivo énfasis de sus expresiones y su petiso pero enorme cuerpo casi no se condicen con su mirada de niño perdido.

La propuesta del candidato
“¿No tenés mi libro?... Tráeme el libro”, le ordenó a Marisa. La Historia de La Matanza fue publicado en marzo y es de su autoría. En la primera parte hace una reseña de la historia de este partido, y en la segunda cuenta las propuestas que quiere llevarle a los pobladores.

Mientras ojeo la contratapa (una foto suya apoyado en un árbol, con una camisa roja que no llega a cubrir completamente su panza en la parte inferior), Samid me dice que ahí está la forma de sacar adelante el partido que fue gobernado “durante 15 años por forasteros”.

“Pierri no es de acá, es de Lomas de Zamora y tiene su negocio acá. Balestrini no es de acá, es de Morón”. ¿Espinoza? ¡¿Quién es Espinoza?!”, vocifera. “¡Es un desastre!”. Pero no se queda ahí: “¿Ceballos? Es un cordobés que vive en Morón y quiere ser intendente de La Matanza. No tiene domicilio en el partido, no tiene a sus hijos estudiando acá y no tiene a sus muertos en La Matanza. Este hombre tiene un estudio jurídico y quiere venir a hacer su negocio acá”.

Tarjeta de Alberto Samid reversoA los otros candidatos que apoyan a Néstor Kirchner no los ataca, pero sienta muy bien sus diferencias. “Con Ledesma y D’Elía nos juntamos una sola vez a ponernos de acuerdo en que en la campaña no tiene que haber ningún tipo de agresión. D’Elía trabaja con los piqueteros, Ledesma con los gremialistas y yo con los vecinos. Y nos pusimos de acuerdo en que el que gane va a apoyar a Scioli como gobernador y a Kirchner como presidente. Nada más”.

Sin embargo, es en un punto en el que Samid se siente diferente a los demás. Aparte de considerarse más cercano a la vecindad, asevera que su campaña tiene una virtud: “jamás van a encontrar ningún afiche ni paredes sucias con mi nombre. Eso es un atropello. El mismo intendente te atropella porque ensucia. Nosotros tenemos carteles grandes que se pagan pero nunca eso. ¿Te imaginas lo que va a ser esto en cuatro meses?. Uno arriba del otro, pintan…”

El tiempo se agotó y nos despedimos. Saludé a los compañeros de campaña que todavía aguardaban en el quincho y Norte me condujo a la puerta. Caminaba contento, con el libro del rey de la carne bajo el brazo por Avenida de Mayo, cuando a veinte metros de la esquina, sobre la misma cuadra, vi un paredón pintado con cal. “Samid INT” sentenciaba.

Afiches de Alberto Samid intendente junto a Kirchner

He Dicho
A.M.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Te felicito por la descripción de este personaje, a veces,es mejor esto para formarse una idea de nuestros candidatos, porque la verdad las promesas se las lleva el viento y solo deja las viejas esperanzas plantadas de que algún día se produzca EL CAMBIO.
Muy bueno los afiches sobre las paredes, si ya miente con esto ¿que queda?...¿el también va a hacer su propio negocio y va a instalar un matadero en la municipalidad?

Saludos M.L.

Anónimo dijo...

mi nota es mejor
jaja

Anónimo dijo...

Excelente perfil pero tendrias que haber borrado eso de "hincha de Boca"... Es una vergüenza para la institución reunir a tantos personajes de semejante calaña.

Anónimo dijo...

Vieron la página de samid?
visiten: www.samidintendente2007.com.ar

Norman

Anónimo dijo...

todavia quedan pocos argentinos que pelean por sus principios y desde la epoca de menen que samid lo hace. y.... esperemos 4 años mas, vamos a ver como sique matanza.

Anónimo dijo...

Qué buenas trompadas que le pegó a Mauro Viale. Desde ese día amo a ese gordito sexy, me parece un tipo super-varonil y ojalá que sea honesto. Suerte en la campaña!